jueves, 4 de septiembre de 2008

Con tanta lluvia es una pena que la estupidez no sea efervescente



¿Podrían imaginarse a la gente disolviéndose entre la tierra y el cielo
dejando tan solo un chispeante shhhhhhhh tras de ellos?

¿No seria genial también aplicar la pena de muerte a los secuestradores?
aunque bueno, la parte buena de esto es que ya que con estos
torrenciales aguaceros ya se hubieran disuelto en el limbo.

Y dime...
...¿No seria maravilloso que las personas que ahora tenemos treinta y tantos, tuvieramos tambien la capacidad irrestricta
de amar nuevamente? Como aquellos dias en que teniamos 14 o 15 años.

Y me acuerdo de todo esto por que me encontre en internet un capitulo de una caricatura japonesa de los 70´s y que
hace posiblemente unos 30 años que no veía.

¿TREINTA AÑOS?
Pues si, eso si, quiza uno diga: No, no es tanto. Claro, no es tanto mientras no pensemos en los eventos que
sacudian al mundo treinta años antes de que nacieramos; Por ejemplo, en mi caso, si me voy atras en el tiempo del
momento en que naci, el mismo numero de años que los años que tengo ahora, resultaria que Apenas habia iniciado la construcción del Golden Gate, Hindenburg nombraba a Adolfo Hitler canciller y ese mismo año, de hecho dos días después, el mismo Hitler disolvió el parlamento, Ghandi hacia huelgas de hambre, se derogaba en Estados unidos la ley seca, y en Tokio nacía el emperador Akihito.

Ahhh, al voltear por mi ventana, el cielo se sigue desprendiendo como fragmentos de cristal.
Y sin duda es una pena que la estupidez no sea efervescente.