
Fe de saber de ti
en la noche prohibida
que el lamento ha olvidado bajo un manto de ceniza.
Corre el viento tras la noche donde la suerte se pierde
en un juego de embustes y triquiñuelas
con un ligero toque de sal.
¡Regresa la mano dada!
¡no he pedido su boca!
Quiza la niña que sueña
olvido que tiene alas.